La eterna luna de miel

Pedro Héctor Rodríguez

A mi dulce esposa, Anita

  

En este día de nuestro aniversario,

mi memoria viaja a través del calendario

Recuerdo que me parecía un sueño

que yo era tuyo, y a la vez era tu dueño

 

Ese día empezó nuestra luna de miel,

la cual es siempre hoy, y no sólo ayer

 

Bendito el Señor que nos unió,

y una eterna luna de miel nos regaló

 

Han pasado los días, los meses y los años;

pero aún por un rato de ausencia te extraño

 

No hay dudas de que el tiempo pasa,

y seguramente va dejando su huella;

pero en esta eterna luna de miel,

Dios me ha puesto lentes

para que te vea cada día más bella

 

¿Momentos amargos?...

Seguramente ha habido,

pero...¿quién los recuerda?...

la dulzura de la miel los ha absorbido

 

Debe haber habido conflictos,

asperezas y malos entendidos;

pero siempre se van, porque el amor de Cristo

los echa en el saco roto del olvido

 

Las cargas de la vida, las responsabilidades

nos han sumido a veces en penas y ansiedades;

pero cuán dulce ha sido, con tu mano en mi mano,

enfrentar unidos las adversidades

 

Cuando miro la senda hasta hoy recorrida,

le doy gracias a Dios por ponerte en mi vida,

y el futuro contemplo con feliz optimismo,

confiando en que mi Cristo, que es tan bueno y tan fiel,

nos mantendrá siempre unidos,

disfrutando a su lado la eterna luna de miel

 

Este poema fue dado a conocer en la Iglesia Adventista del Séptimo Día Hispana de Toronto, el Sábado 6 de Noviembre de 1993, con motivo del aniversario de nuestra boda.

  Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com. También forma parte de mi libro "Amor de esposos"

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo