La verdad vence a lo imposible
Pedro Héctor Rodríguez
En la hora más obscura, de imposible claridad,
fulgurando como un rayo, me iluminó la verdad
En la hora de dolor, de imposible regocijo,
el gozo de la verdad me consoló y me bendijo
En la hora de tormenta, de imposible paz y calma,
la brisa de la verdad dio tranquilidad a mi alma
En la hora de pecado, de imposible santidad,
me redimió y me hizo santo el poder de la verdad
En la hora de fracaso, de una imposible victoria,
el triunfo de la verdad me levantó hasta la gloria
En la hora de cansancio, de imposible actividad,
me propulsó con su fuerza el motor de la verdad
En la hora de más frío, cuando imposible el calor,
la hoguera de la verdad me calentó con amor
La verdad, de Dios espada, superior a lo imposible
La verdad es Jesucristo; con él, todo me es posible
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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