No desmayes, peregrino
Pedro Héctor Rodríguez
Peregrino que caminas por estrecha serventía,
queriendo ganar la cima de un claro y eterno día
Es abrupto tu camino; parece lejos la cima;
y hay espinas, peregrino, que te hieren y lastiman
“Tal vez no podré llegar”, piensa el pobre peregrino,
y se siente desmayar en medio de su camino
Detiénese ya en su marcha el cansado peregrino,
y echando en tierra su carga, se tiende junto al camino
¿Qué te pasa, peregrino? ¿Te cansaste de marchar?
¿Vas a dejar el camino, para nunca más luchar?...
No hagas eso, peregrino; alza tus ojos y mira
que junto a ti en el camino, hay alguien que te reanima
Es Jesús, el peregrino, quien ascendió solitario
por el más triste camino, por la cuesta del Calvario
El transitó ya el camino y conoce tu fatiga,
y tú puedes, peregrino, agarrar su mano amiga
Apóyate, peregrino, en Jesús, tu Redentor,
y andarás por el camino, lleno de fe y de valor
Avanza hacia las alturas, que muy pronto, peregrino,
ya no habrá más desventuras, porque acabará el camino
No desmayes, peregrino, que la cima cerca está
Ya se ve el fin del camino; la mañana llega ya
“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado,
es poderoso para socorrer a los que son tentados”
Hebreos 2:18
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo.