El destino
Pedro Héctor Rodríguez
Todo estaba previsto… Cuando se abrió el telón
los actores siguieron lo escrito en el guión
Cada palabra y gesto, cada acción y emoción,
cada acontecimiento, siguieron el guión
El drama terminó de acuerdo a lo planeado
De todos el destino estaba ya marcado
Algunos personajes felices terminaron
Otros en la desgracia o en la muerte acabaron
¿Son nuestras vidas dramas escritos en guiones?
¿Ya están predestinados pensamientos y acciones?
¿Será que está marcado tu invariable camino,
y no puedes cambiar el rumbo ni el destino?
¡No!, tu vida no sigue un guión invariable
No vas hacia un destino que resulte incambiable
A medida que vives, escribes tu guión
con palabras y acciones, con cada decisión
Aunque no decidiste dónde y cuándo nacer,
hoy debes decidir las cosas que has de hacer
Tornados y huracanes no puedes controlar,
pero para enfrentarlos, te puedes preparar
Aunque no eres autor de tu temperamento,
tu carácter construyes con acero y cemento
El acero es la fe; el cemento el amor
El arquitecto es Cristo; tú eres el constructor
Y puedes caminar, tomado de la mano,
de quien siendo tu padre, se convirtió en tu hermano
De la mano de Cristo, vas por el buen camino,
con tu paso seguro hacia hermoso destino
El que él te preparó, el de la eterna gloria;
mas de tus decisiones depende tu victoria
Cristo no da un guión; él te muestra el camino
Tú caminas con él a tu eterno destino
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Yo sé en quién he creído
Pedro Héctor Rodríguez
Cuando veo que errantes,
sin hallar el camino,
van tantos caminantes,
sin rumbo ni destino,
agradezco a mi Dios
por su guía abundante
Yo sé en quién he creído
Cuando a pobres ateos
andar por el desierto,
con mucha pena veo,
porque vagan sedientos,
sin oasis hallar,
se ensombrece mi alma,
y la invade el pesar
por aquellos perdidos
que hay que rescatar,
y por mi fe doy gracias
Yo sé en quién he creído
Cuando veo nación
contra nación guerrear
Cuando siento la tierra,
cual un niño temblar
Cuando escucho el bramido
del tormentoso mar,
y se secan los hombres,
sin el agua encontrar,
agradezco a mi Dios
por haberme infundido
en él plena confianza
Yo sé en quién he creído
Yo sé en quien he creído,
en Dios, el Creador,
que con sus propias manos,
me hizo con amor
Yo sé en quien he creído
en el Verbo encarnado,
que vino aquí a morir
por mi sucio pecado
Yo sé en quien he creído
en el immaculado,
que con su propia sangre
mis manchas ha limpiado
Yo sé en quien he creído,
en el siervo sufriente
que cuando sufro y lloro
conmigo está presente
Yo sé en quien he creído,
en el que fue asaltado
por el fiero enemigo,
y cuando soy tentado,
me alza con su mano,
y me sienta a su lado,
en el trono del cielo,
donde él está sentado
Yo sé en quien he creído,
en el Rey que vendrá,
para llevarme al reino
que por siempre será
Ya pronto vendrá Cristo
Así lo ha prometido
Yo creo en sus promesas
Yo sé en quien he creído
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Gratitud a nuestra madre
Pedro Héctor Rodríguez
Madre, tus manos ajadas nos dicen que nos amaste
Fue lavando nuestras ropas que tus manos estropeaste
Madre, tus ojos marchitos nos delatan tus desvelos,
todo el sueño que perdiste por suplir nuestros anhelos
También tu frente arrugada nos cuenta de tu ansiedad,
por labrarnos un futuro de dicha y felicidad
Y tu cuerpo entumecido revela que te privaste
de cuidados y alimentos, que a nosotros prodigaste
Madre, tu pelo canoso nos habla de tus fatigas
Trabajando por nosotros se te ha gastado tu vida
Y tu corazón, oh madre, que tantas veces herimos,
porque tus buenos consejos no escuchamos ni seguimos
Si hoy algo bueno tenemos, es por tus manos ajadas,
es por tus ojos marchitos, y por tu frente arrugada
Lo que somos lo debemos a tu cuerpo entumecido,
a tu cabello canoso, y a tu corazón herido
Reconociendo tu amor, hoy podríamos brindarte
muchos regalos preciosos, y de atenciones colmarte
Pero el más fino regalo es que lleguemos a ser
mujeres y hombres de bien, que cumplan con su deber
Si así fuera, madre buena, ¡cuál no será tu alegría!
La gran obra de tu vida ya realizada verías
Por eso te prometemos esforzarnos grandemente,
por que no sean en vano las arrugas de tu frente
Y que tus ojos marchitos brillen cual la luna llena,
y que tú seas feliz, madre dulce, madre buena
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Momentos
Pedro Héctor Rodríguez
Hay momentos muy dulces en la vida,
impregnados con mieles de victoria,
cuando la pena se esconde y se olvida;
que nos dejan con un sabor a gloria
Hay momentos terribles en la vida,
como túneles obscuros y largos,
cuando a borbotones sangra la herida;
que nos dejan con un sabor amargo
Hay momentos de rutina en la vida,
en que no pasa nada extraordinario
Casi la misma ruta es recorrida
Es como reescribir el mismo diario
El momento que estás atravesando
¿Es muy dulce, terrible o rutinario?
¿Qué clase de sabor te está dejando?
Al final ¿qué escribirás en tu diario?
Este momento en que estás ocupado,
Al Omnisapiente no sorprendió
Aunque a ti te resulte inesperado
Dios, para este momento, proveyó
Busca ayuda en Dios en cada momento,
en los malos, y en los buenos también
El ha provisto para ti el aliento
Confiando en Dios, cosecharás el bien
Y es la cosecha lo más importante
en tus acciones y en tu pensamiento
Sea dulce, terrible o rutinario,
busca ayuda en Dios en cada momento
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
Lorem ipsum dolor sit amet, dolore magna aliqua.
© 2024 PastorPedroRodriguez.com