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Mensaje a los graduandos

Pedro Héctor Rodríguez

 

Consejero:

Alma Máter, hoy brillan tus ojos,

y descubro en su brillo sin par,

aquel gozo inefable y profundo

de quien triunfa en un gran ideal

 

Hoy cosechas el fruto precioso

de tu esfuerzo tenaz y constante

Puedes hoy suspirar satisfecha,

y lucir tu sonrisa triunfante

 

Hoy contemplo la faz de tus hijos,

su semblante feliz, victorioso,

por haber alcanzado su meta,

y también yo comparto tu gozo

 

Alma Máter, yo sé que tú quieres

a tus hijos ahora exhortar

En la lid, la batalla ganada

trae consigo el deber de avanzar

 

Alma Máter:

A mis hijos contemplo, dichosa,

que han sabido el laurel alcanzar

En el triunfo del hijo, la madre

ve su vida y su obra triunfar

 

Pero quiero decirles, mis hijos,

que la meta que fue conseguida

no es el punto final del camino;

es un punto inicial de partida

 

Yo los insto a mirar nuevos blancos

Siempre arriba, y siempre adelante

Mientras Dios os conceda la vida,

no debéis vacilar un instante

 

Consejero:

¡Oh!, qué noble ideal el que siembras

en tus hijos que salen al mundo

Ojalá lo cultiven y cuiden,

y dé frutos cual árbol fecundo

 

Y al subir por la cuesta del triunfo,

que lo hagan del brazo de Dios,

que la honra y el fruto consangren

al que vida y talento les dio

 

¿No quisieras también, Alma Máter,

exhortales en este ideal,

el que día tras día sembraste,

en las aulas y en todo lugar?

 

Alma Máter:

Aunque día tras día he sembrado

en sus mentes el noble ideal

de ofrendarle sus vidas a Dios,

quiero hacer un llamado final

 

Hijos míos, que hoy ya se marchan,

lo que son y serán, lo que tienen,

lo que más adelante tendrán,

únicamente de Dios provienen

 

El da la vida, da los talentos

El da la fuerza para luchar

Inculca al hombre los ideales

De fe le llena para triunfar

 

Y más que todo, él dio a su Hijo,

para que sea la humanidad

libre de males y de pecados,

para vivir por la eternidad

 

Por eso deben, hijos queridos,

todo volver al que todo dio;

y vuestros triunfos, vuestras conquistas,

lleven a otros a amar a Dios

 

Consejero:

Alma Máter, yo quiero que, juntos,

a tus hijos un lema dejemos

Juntos:

Nuestros triunfos, y aún nuestras vidas

al Señor, nuestro Dios, ofrecemos

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com 

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