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Anhelos divinos

Pedro Héctor Rodríguez

 

No es posible saciar la sed del alma

bebiendo las aguas intelectuales

No se puede nutrir el alma hambienta

devorando riquezas materiales

No se enciende la lámpara interior

con las chispas de artes magistrales,

y no madura el fruto del Espíritu

con abonos de pompas mundanales


Tiene el alma la sed por lo eternal,

puesta allí por Dios el Creador

Tiene el alma de lo divino el hambre

 La lámpara  que alumbra el interior,

es la chispa de Dios la que la enciende

El abono que aplica el Salvador

hace crecer el fruto del Espíritu,

fruto de paz, de gozo, fe y amor


Llenar el corazón a plenitud

no se logra con  placeres carnales

Existe  en él un anhelo divino  

 que  inspira Dios a los seres mortales,

y aquellos que se entregan a Jesús,

nacen como seres espirituales,

y cuando al fin Jesús regrese en gloria,

con él serán,  para siempre inmortales

 


“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.  Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” Salmos 42:1-2


“Jesús les dijo:  Yo soy el pan de vida; el que a mí viene; nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”  

Juan 6:35


“Otra vez Jesús les habló, diciendo:  Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”  Juan 8:12

 

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com 

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