El milagro
Pedro Héctor Rodríguez
Una tormenta de nieve
sorprendió en plena montaña
a José, quien enseguida,
comenzó el regreso a casa
La tormenta, persistente,
descargaba toneladas
de nieve, que cual esmalte,
de blanco todo pintaba
El viento, con gran violencia,
sobre José proyectaba,
los copos de nieve fría
que impactaban en su cara
Para combatir el frío,
caminando continuaba;
mas exhausto y confundido,
no podía encontrar su casa
Comenzó a caer la noche
en la desierta montaña
Era un tétrico escenario
que su muerte presagiaba
Sintiéndose ya sin fuerzas,
sobre la nieve cayó
En clamor desesperado,
un milagro pidió a Dios
Aunque ya casi inconsciente,
notó un leve movimiento
Era un hombre agonizante;
de frío, ya casi muerto
El contacto con aquel
-un moribundo inconsciente-
infundió a su débil cuerpo,
nuevas fuerzas de repente
y un deseo de asistir
a quien estaba tan mal,
que no podía darse cuenta
que llegaba su final
Sacudiendo al moribundo,
fue capaz de despertarlo
A pararse lo ayudó
Lentamente caminaron
Avanzaban tambaleates
los dos hombres abrazados
Parecían dos fantasmas
de un cuento de horror sacados
De pronto brilló una luz,
unos metros adelante
A la casa de José,
llegaron a refugiarse
Para salvarse, José
un milagro había pedido
El milagro fue encontrar
y ayudar a un desvalido
Así Dios, a ti y a mí,
ya para morir caídos
(espiritualmente hablando),
nos hace hallar desvalidos
y el deseo que nos da
de guiar a los perdidos;
nos despierta, nos da fuerzas,
y nos guía en el camino
Así hace Dios el milagro
de infundirnos nuevo aliento
y junto a los que ayudamos,
hemos de llegar al cielo
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