¡Y todavía me amas!
Pedro Héctor Rodríguez
Ignorante y extraviado, cuando en el mundo vagaba;
en tu amor indescriptible, con ternura me llamabas
El día en que más hundido en el lodo me encontraba,
oí tu voz amorosa, que todavía llamaba
Y mi corazón abrí para que entrases, Jesús,
y tú trajiste a mi alma perdón, vida, paz y luz
Trajiste también poder para vencer la maldad,
y en lugar de mis pecados, me diste tu santidad
Pero a veces, insensato, tu presencia yo descuido,
y mis pecados florecen, y otra vez me siento hundido
Y en el maloliente lodo, oigo acusadora voz
que dice que no me amas, pues mi pecado es atroz
En cambio, tu voz me dice: -“Hijo, aunque tu pecado
es muy sucio y maloliente, regresa pronto a mi lado
“Tu pecado es muy atroz, pero ven arrepentido,
sin importar cuán profundo en el lodo te has hundido
Ven, mi sangre poderosa sin mancha te dejará,
y mi Espíritu, poder nuevamente te dará”
Y yo al ver tu gran amor, que con ternura me llama,
exclamo, lleno de asombro: -”¡Y todavía me amas!
“¡Y todavía me amas, a pesar de mis caídas!”
Por eso quiero entregarte mi ser entero, mi vida
Quiero gozar tu presencia de mi vida en cada instante
Quiero brindarte, indivisa, mi fidelidad constante
Y quiero decir a todos que todavía los amas
Quiero ser tu tierna voz que al pecador guía y llama
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo