La esperanza que purifica
Pedro Héctor Rodríguez
Mundo cubierto de sombras, corazones desgarrados
Almas errantes y tristes, prisioneras del pecado
Escuchad esta promesa que un día hiciera el Señor:
"En la casa de mi Padre, allá en el reino de amor,
donde moradas hay muchas, lugar les prepararé
Quiero que estén a mi lado, por eso vendré otra vez"
Es la más dulce promesa que jamás se haya escuchado
El más hermoso mensaje que jamás se ha proclamado
Del drama de las edades, será éste el acto crucial
Cristo viniendo en las nubes con su escolta angelical,
a recoger la cosecha de las almas redimidas
por su sangre generosa, sobre aquella cruz vertida
Ya este mundo envejecido da las señales del fin
Ya la tierra se estremece de un confín a otro confín
Los hombres se hacen la guerra, sembrando ruina y horror
Hay opresión y maldad, y se ha enfriado el amor
La angustia seca a los hombres, lacerando el corazón,
y se anuncia el Evangelio a toda tribu y nación
Y aquel Varón de Dolores, angustiado y afligido,
aquel que fuera azotado, vejado y escarnecido
regresa ahora glorioso, a poner punto final
a tanta muerte y pecado, a desterrar tanto mal
Viene para abrir las tumbas y otorgar eterna vida
Viene a llevar a sus hijos hacia la Patria querida
Amigo triste y errante, prisionero del pecado,
no tienes que perecer por tu transgresión manchado
Cristo se ofreció por ti, Cristo te puede librar
La sangre de Jesucristo puede tus manchas borrar
Hay para ti una esperanza que puede purificarte
Es la feliz esperanza de que volverá a buscarte
Prepárate a recibirlo, porque muy pronto será
Las señales que él dejó están cumpliéndose ya
El Señor te está llamando, no tardes tu decisión
Arrepiéntete ahora mismo, y habrá para ti perdón
Y cuando él se manifieste, en el gran día final,
será tuya para siempre la hermosa Patria Inmortal
Este poema forma parte de mis libros "No desmayes, peregrino" y "Ven a buscarnos, Señor" y , los cuales pueden ser adquiridos en amazon.com
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