Tu corazón y la Palabra de Dios
Pedro Héctor Rodríguez
Si pudieras penetrar
hasta el fondo de tu ser,
la oscuridad sería tanta
que nada podrías ver
Es tu corazón un hoyo,
y allí en su fondo profundo
puede esconder la basura
que ensucia y apesta al mundo
Puede esconder el orgullo,
la avaricia, la maldad,
los celos, el egoísmo
y la falta de piedad
La Palabra de Dios dice
que es perverso y engañoso
Confiar en tu corazón
es un juego peligroso
Por eso debes dejar
que la Palabra ilumine;
y usada por el Espíritu,
tu corazón examine
El Espíritu la usa
como una filosa espada
que penetra y escudriña
y no deja esconder nada
Y además de descubrir
lo sucio del corazón;
da testimonio de Cristo,
quien te da la salvación
Escudriña cada día
su Palabra -la verdad,
para que en tu corazón
germine la santidad
Y mientras a Cristo miras
y contemplas su hermosura;
el Espíritu divino
destruirá la basura
y tu corazón, ya limpio,
palpitará con anhelos
de que ya vuelva Jesús
para que te lleve al cielo
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
Mi Patria añorada
Pedro Héctor Rodríguez
Nací en aquella tierra
donde el jugo de caña
hace dulce el sudor
que al campesino baña
Crecí en aquella tierra,
de mi niñez Edén,
cuidado por las palmas
como ángeles de bien
Sufrí en aquella tierra
porque perdió el dulzor
el jugo de la caña,
y se amargó el sudor
Salí de aquella tierra
porque las pobres palmas
no pueden ya cuidar
a las esclavas almas
Mantengo la esperanza
de una nueva dulzura
que quitará al sudor
su espantosa amargura
Añoro el día feliz
en que las palmas reales,
con alas extendidas,
sean cuidantes leales
Mas es la tierra aquella
mi patria temporal
Más que a ella yo añoro
a otra, la eternal
La patria que mis padres
hace siglos perdieron
Edén original
del que expulsados fueron
Porque del vil rebelde
la mentira creyeron
Desconfiaron del Rey,
y desobedecieron
Pero el Rey de esa patria
la visa me ha otorgado,
me ha vestido de gala,
y el viaje me ha pagado
Estoy listo a viajar
a mi patria añorada
porque mi Rey pagó
con sangre derramada
No sé si he de vivir
en mi isla querida
por un poco de tiempo
en mi presente vida
Pero sí sé que un día
Cristo, mi Rey, vendrá,
y a mi patria añorada
con él me llevará
Por eso siempre cargo
mi visa y mi pasaje
Por eso siempre estoy
vestido con mi traje
Y sé que ya muy pronto
haré triunfal entrada
con muchos compatriotas
en mi patria añorada
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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Mi mayor satisfacción
Pedro Héctor Rodríguez
Mi mayor satisfacción es dar agua a los sedientos,
y con los que sufren hambre, compartir mis alimentos
Mi mayor satisfacción es al desnudo cubrir
Es visitar al enfermo, y al encarcelado ir
Mi mayor satisfacción es dar aliento al cansado,
y extender mi mago amiga al que está necesitado
Mi mayor satisfacción es estar junto al sufrido,
a quien llora inconsolable la muerte de un ser querido
Mi mayor satisfacción es aliviar los dolores
de una humanidad que sufre del pecado los horrores
Pero un día llegará en que no habrá sufrimiento,
no habrá cansancio, ni sed, ni habrá enfermo, ni habrá hambriento
Con mi Jesús, para siempre, satisfecho viviré,
y habrá algo muy especial que por siempre gozaré
Ver a aquellos que ayudé a alcanzar la salvación
será, por la eternidad, mi mayor satisfacción
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
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Diez vírgemes
Pedro Héctor Rodríguez
(Basado en la Parábola de las Diez Vírgenes, contada por Jesús, y registrada en Mateo 25:1-13)
Diez vírgenes que esperan con lámpara encendida
al anunciado esposo que esa noche vendrá
Una iglesia que espera de Cristo la venida
y sabe que a buscarla, muy pronto llegará
Pero la noche avanza, y se tarda el esposo
Comienza un cabeceo, y al fin se duermen todas
Aunque la iglesia espera aquel momento hermoso,
no sabe exactamente cuándo será la boda
Pero a la medianoche las vírgenes despiertan
al clamor que se escucha: “Aquí viene el esposo”
Los miembros de la iglesia con prontitud se alertan
No tarda de Jesús el regreso glorioso
Las vírgenes, sus lámparas, preparan arduamente,
mas cinco de las lámparas comienzan a apagarse
Por no haberse provisto de aceite suficiente,
hay cinco de las vírgenes que tienen que quedarse
Los cristianos que piensan que con Jesús irán,
no todos están listos para ir con el esposo
Por falta del Espíritu, muchos se quedarán
¡Es en verdad un cuadro muy triste y doloroso!
Al concluir la historia, Jesús dijo: “velad,
porque el día ni la hora sabéis de mi venida”
Es como si dijera: Hoy aceite buscad
para que permanezca la lámpara encendida
Que el Espíritu more de manera constante
No dejemos pasar los momentos preciosos
Muy pronto Cristo viene, ya se acerca el instante
de irnos a la boda, con Jesús, el esposo
Este poema forma parte de mis libros "No desmayes, peregrino" y "Ven a buscarnos, Señor" y , los cuales pueden ser adquiridos en amazon.com
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