Juventud, anuncia al mundo
Pastor Pedro Héctor Rodríguez
Juventud, predica a Cristo con entereza y valor
Donde está su amor perfecto, no hay lugar para el temor
Juventud, anuncia al mundo que ya viene tu Señor
Como fueron Abed Nego, Sadrac, Mesac y Daniel,
jóvenes héroes de Cristo; sé tú, mansa, pura y fiel
a la enseña ensangrentada del gran príncipe Emanuel
Luto, ruinas y miserias, maldad y desolación
son los frutos cosechados por nuestra vil transgresión,
pero hoy Cristo nos exhorta a enseñar su salvación
No hay lugar para el descuido, la indolencia o la pereza
Hay un mundo que se pierde en confusión y tristeza
Apóyate en Jesucristo, yergue airosa tu cabeza
Con los ojos de la fe, contempla al Señor de gloria
Imita su vida santa, deja del mundo la escoria
No desmayes ni un momento, que está cerca la victoria
No deslumbres tu mirada con el brillo terrenal
No pierdas tu vida haciendo aquí tesoro mortal
Haz tesoros en el cielo, en la mansión eternal
Sé un soldado de la cruz, entona un himno triunfal;
que el bendito Salvador ha de derrotar al mal
De pie, juventud cristiana, nuestra causa es inmortal
Nunca dejes de mirar al amante Salvador,
y sobre el mar del pecado, camina con fe y valor
Juventud, anuncia al mundo que ya viene tu Señor
Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com
Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo
La aurora y el ocaso
Pedro Héctor Rodríguez
Hay aurora y hay ocaso
En ambos hay luz del Sol
Prefiero la de la aurora,
pues va aumentando en vigor
La tenue luz de la aurora
aumenta en forma constante
Así la aurora da paso
a un día claro y brillante
Pero la luz del ocaso
va muriendo lentamente,
y la noche la sepulta
en el lejano Occidente
Que no se muera tu luz
como la luz del ocaso
Que no acabe tu camino
en la muerte y el fracaso
Ve por la senda del justo
que, cual la luz de la aurora,
hasta que el día es perfecto,
va en aumento hora tras hora
Deja que el Sol de Justicia,
la Luz del Mundo -Jesús-
ilumine tu sendero
con su clara y bella luz
Allá al final del sendero,
Es la luz aún más brillante
La nueva Jerusalén
espera a los caminantes
El final no es un ocaso
Es una aurora brillante
Sigue andando con Jesús
No te pierdas, caminante
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Mis antepasados
Pedro Héctor Rodríguez
Un buen día abordé la máquina del tiempo
y una gira emprendí a los siglos pasados
En varias de las épocas pasé algunos momentos
queriendo conocer a mis antepasados
Uno de ellos era un centurión romano,
de entraña encallecida, en la guerra forjado,
insensible a la sangre, a veces despiadado
No me sentí orgulloso de aquel antepasado
De otro antepasado que en aquel viaje vi,
inmensa compasión en mi alma sentí
A prisión condenado, lo estaban torturando
Por sus muchas heridas, se estaba desangrando
Me dijeron la causa: Lo encontraron robando
Otro de mis ancestros fue un juez recto y severo
De su fría mirada acordarme no quiero
Era una cueva estrecha su duro corazón,
en la cual no cabía la ancha compasión
Vi en un siglo pasado una lejana abuela
que ganaba el sustento como vulgar ramera
Aunque era compasiva y al más pobre ayudaba,
pensar que era mi sangre, vergüenza me causaba
Un asesino cruel en mi genealogía
en una de las épocas también encontraría
Su mirada siniestra se cruzó con la mía
Sentí un escalofrío y alejarme quería
De mis antepasados que en mi gira encontré,
buena fama y virtudes en muchos observé;
pero en todos había semillas de pecado
Ninguno hallé que fuera del todo immaculado
Aún a Adán y Eva alcancé a visitar
Me miraron muy tristes, con profundo pesar
Les costaba creer que su raza potente
se había degradado y estaba decadente;
mas con cabezas bajas y rostros sollozantes,
admiteron ser ellos los primeros causantes
En mis antepasados ciertamente encontré
de mis malas tendencias el preciso porqué
Triste y decepcionado, en regresar pensé,
y de nuevo la máquina del tiempo yo abordé
Mas mientras regresaba, curiosidad sentí
por la época de Cristo, y me detuve allí
Algún miembro importante de mi genealogía,
muy cercano a Jesús, quizás encontraría
Llegué el día de Pascua hasta el Calvario cruel,
donde el manso cordero bebía amarga hiel
Sus manos y sus pies con clavos traspasaban,
mientras él, para ellos, el perdón imploraba
Después la turba impía se mofó de Jesús:
-“Si el hijo de Dios eres, desciende de la cruz”
Ninguno, por linaje, era mi antepasado,
pero algo espeluznante descubrí horrorizado:
Vi en sus crueles miradas mi rostro reflejado,
y me sentí culpable de haberlo yo matado
También dos malhechores de otras cruces colgaban
Uno de ellos, necio, a Jesús injuriaba:
-“Sálvate a ti mismo si eres el Cristo tú,
y también a nosotros sálvanos de esta cruz”
El otro malhechor confesó su maldad,
reconoció en Jesús la plena santidad,
imploró del Señor compasión y piedad
Cristo le prometió gloriosa eternidad
¿Quizás uno de ellos era mi antepasado?…
No tendría la respuesta ningún significado,
porque en ambos había semillas de pecado,
al igual que en mis muchos abuelos del pasado
¿A cuál de aquellos dos yo habría de imitar?
Esta era la pregunta que debía contestar
Finalmente encontré allí un antepasado
Era el mismo Jesús que moría inmolado,
porque al creer en él, soy por él engendrado
por medio de su Espíritu, que en mí ha procreado
un ser espiritual que no hace pecado
A mi genealogía, a veces, carnalmente,
por descuido me apego y peco neciamente,
hasta que sabio abordo la máquina del tiempo,
Al Calvario regreso, a mi Cristo contemplo,
y me aferro a la vida que él mismo me ha otorgado
¡Es mi amado Jesús mi gran antepasado!
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Cristo es todo
Pedro Héctor Rodríguez
Cristo es todo para todos los que abren su corazón
El hoy da vida abundante, él da eterna salvación
Si tu camino es fangoso, y resbalas al andar;
Jesús es el caminante que la mano te ha de dar
Si las tinieblas te ciegan, y no puedes avanzar;
es Cristo la luz divina que tu senda ha de alumbrar
Si te sientes agotado, a punto de desmayar,
Jesús, el Omnipotente, nuevas fuerzas te ha de dar
Si eres la oveja perdida que no sabe regresar,
Jesús es el Buen Pastor que a su oveja ha de encontrar
Cristo es todo para todos los que abren su corazón
El hoy da vida abundante, él da eterna salvación
Si tanto te han lastimado que no puedes perdonar,
Cristo, el gran perdonador, tu corazón va a sanar
Si confundido te encuentras, y no puedes comprender,
Jesús mismo es la verdad. Ven a él para entender
Si se encuentra hoy turbado o triste tu corazón,
Cristo ofrece paz y gozo, si aceptas su invitación
¿Es la tempestad tan recia que ya vas a naufragar?
Confía en Cristo, el Señor de los vientos y la mar
Cristo es todo para todos los que abren su corazón
El hoy da vida abundante, él da eterna salvación
¿Perseguido? ¿Torturado? ¿Casi a punto de morir?
Cristo, el varón de dolores, te ayudará a resistir
Si la escasez y pobreza te oprimen como tiranos,
ven a Cristo el Rey y Dueño, y él te llenará las manos
¿Has pecado, sientes culpa, y a Cristo temes tornar?
El dice: “El que a mí viene, fuera no lo voy a echar”
Si buscas un Salvador que te libre del pecado,
ven a Cristo, pues su sangre te ha perdonado y limpiado
Cristo es todo para todos los que abren su corazón
El hoy da vida abundante, él da eterna salvación
Jesús es la puerta abierta, y es el camino hacia Dios
Jesús es el mercader que con sangre te compró
Es Jesús el pan de vida que satisface al hambriento
El agua de vida es para saciar al sediento
Cristo es todo para todos los que abren su corazón
El hoy da vida abundante, él da eterna salvación
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