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La multitud y tú

Pedro Héctor Rodríguez

 

La multitud aplaude, y delirante grita

En medio del bullicio, hay alguien que medita

 

La multitud asiente a una cruel injusticia

Hay alguien que se opone, procura la justicia 

 

Lo malo es siempre malo, aún si en su indolencia, 

la sorda multitud no escucha a su conciencia

 

No tienes que seguir a los que no meditan, 

que por la senda ancha, descuidados transitan

 

Puedes llegar a ser ese alguien valiente 

que sigue a la justicia, y no a la mucha gente

 

Puedes pertenecer a esa minoría, 

que por ser fiel a Dios, su vida perdería

 

Un día serás parte de la multitud santa, 

que en alabanza a Dios, frente a su trono canta

 

Busca en Dios la verdad; busca en Dios la virtud

Con Dios eres más fuerte que cualquier multitud

 

Así como en Dotán, ángeles invisibles 

hicieron de Eliseo un guerrero invencible

 

La multitud y tú; podrías tú imitarla, 

seguirla hasta el abismo, y de tu fin culparla

 

O siguiendo al Señor, un buen ejemplo dar, 

y de la multitud, a muchos rescatar

 

La multitud y tú:  Solemne reflexión

La sigues o la guías: Solemne decisión

 

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo 

Arbol que nace torcido

Pedro H. Rodríguez

 

“Arbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”

Parece que lo escribió la misma naturaleza

 

Siendo una ley natural, se cumple espontáneamente

Este refrán se le aplica al carácter de la gente

 

¿Puede un carácter torcido algún día enderezarse?

¿O verlo torcido siempre, necesario es resignarse?

 

Todo depende de quién al árbol cultiva y cuida

Si Cristo es el labrador, él endereza la vida

 

El árbol de tu carácter pon en manos del Señor

para cambiar el refrán por otro mucho mejor

 

Este es el refrán mejor; es fácil de recordar:

“Aún al árbol más torcido, Cristo puede enderezar”

 

Cree en el nuevo refrán para que puedas triunfar:

“Aún al árbol más torcido, Cristo puede enderezar”

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

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Divino sembrador

Pedro Héctor Rodríguez

 

Tú esparces la simiente, divino sembrador; 

simiente incorruptible, tu Palabra de amor

 

¿Por qué esparcir semillas a orillas del camino?  

¿Por qué entre pedregales? ¿Por qué entre los espinos?

 

¿Por qué no sólo esparces sobre la tierra buena, 

donde sabes que habrá una cosecha plena?”

 

¿Por qué? Porque el Espíritu se ocupa en arrancar 

las espinas y piedras, y hasta el camino arar

 

Nadie está condenado a ser tierra de espinos, 

ni a tener pedregales, ni a ser duro camino”

 

Deja que el Santo Espíritu te labre el corazon, 

para que la Palabra tenga germinación

 

La simiente divina en ti fruto dará, 

y el sembrador divino feliz cosechará

 

 Serás fértil terreno, seguirás fruto dando,

y el sembrador divino seguirá cosechando

 

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

 

 

 

 

El arte de esperar

Pedro Héctor Rodríguez

 

Esperar es un arte; es artista el que espera

No el que duerme indolente; sino el que lucha y vela

 

 

Porque esperar no es pasiva ociosidad,

sino perseverancia, llena de actividad

 

 

Aquello que tú esperas, un sueño irrealizado,

pregúntate qué hacer para verlo logrado

 

 

Trabaja con ahínco, siguiendo un plan de acción,

para mostrar a todos que en Cristo hay salvación

y a cada paso busca a Dios en oración

 

 

También nuestra experiencia enseña que esperando,

permanence despierto quien está trabajando

 

 

El arte de esperar, aprendamos de Dios

El arte de esperar, obrando con amor

 

 

Ya pronto ha de escucharse la trompeta final,

y ha de llevar Jesús, en su viaje triunfal,

a quienes aprendieron el arte de esperar

 

 Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo