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Epitafios

Pedro Héctor Rodríguez

 

Me gustan los epitafios con mensajes positivos

Son como gotas de miel para endulzar a los vivos

 

El epitafio de Séneca en Jesús me hace pensar:

“Es más digno el aprender a perecer que a matar” (1)

  

“Quiero ser un buen recuerdo”(2). Esta bella despedida

me inspira a dejar un rastro agradable en esta vida

 

Son epitafios así, bellos regalos de amor 

que dejaron los ya ausentes, y nos llenan de dulzor 

 

Pero el mejor epitafio, el de más dulce sabor, 

es el que fue pronunciado acerca del Salvador

 

Allá en su tumba vacía, de mujeres sollozantes, 

tornó la horrible tristeza en alegría radiante

 

Donde había estado el cuerpo de Jesús crucificado, 

dijo el ángel: “No está aquí porque ha resucitado”

 

Y los coros celestiales que, tristes, habían callado, 

proclamaron: “No está aquí porque ha resucitado”

 

Cuando Cristo al fin regrese en su deslumbrante gloria, 

tendrán los que en él murieron su epitafio de victoria

 

Frente a cada tumba abierta de los que Cristo ha salvado, 

dirá un ángel: “No está aquí porque ha resucitado”

 

Yo quiero que en aquel día,  un ángel emocionado, 

diga de mi, “No está aquí porque ha resucitado”

 

Por eso, me entrego a Cristo, mi amigo resucitado

Su epitafio será el mío, y estaré siempre a su lado

 

Y tú, ábrele a Jesús, que hoy a tu puerta está

Si mueres, cuando él regrese, a vida te llamará

 

Y frente a tu tumba abierta, un ángel emocionado 

proclamará: “No está aquí porque ha resucitado”

 

 

(1) “Es más digno que los hombres aprendan a morir que a matar” Epitafio de Séneca

(2) “Yo no pido más, quiero ser un buen recuerdo alguna vez”

Epitafio de Hugo Chaparro Valderrama

 

Este poema forma parte de mis libros "No desmayes, peregrino" y "Ven a buscarnos, Señor", los cuales pueden ser adquiridos en amazon.com 

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

 

 

 

Si sufres o si gozas

Pedro Héctor Rodríguez

 

Su vida fue sufrir, hasta su despedida

Después en noche incierta se sumergió su vida

 

Su vida fue gozar, hasta su despedida

También en noche incierta se sumergió su vida

 

En sufrir y gozar transcurrieron sus vidas

Al final ambas fueron en noches sumergidas

 

Cuando el barco se hunde en el mar de la muerte,

cuando todo termina en un cuerpo ya inerte;

¿Qué importa si la vida fue sufrir o gozar?

No existe ya una mente que pueda recordar

 

Lo importante es que ahora -en sufrimiento o gozo-

busquemos vida eterna en Jesús amoroso

 

Porque a quienes aceptan a Cristo el Salvador,

de aquella noche incierta rescatará el Señor;

cuando ángeles toquen la trompeta final,

y salgan de sus tumbas en un salto triunfal

 

Amigo que atraviesas un mar de sufrimiento,

a la ribera eterna eleva el pensamiento

 

Amigo que ahora flotas en un lago apacible,

viene la noche incierta, la nada indescriptible

 

Aunque del gozo sano, es bueno disfrutar;

no debe ser tu meta gozar hoy por gozar;

sino fija tu blanco allá en el infinito,

para gozar por siempre con tu Jesús bendito

 

Si sufres o si gozas, a Cristo has de mirar

En un volcán de gozo, él te vendrá a buscar

 

A Cristo, el que murió para vida otorgarte,

al que mucho sufrió para hoy consolarte,

al que tanto te ama; abre tu corazon

Tu llanto o tu alegría él tornará en canción

 

El sufrir de Jesús fue, que el tuyo, más fuerte

Su muerte más horrible, pero él venció a la muerte

 

Ya pronto el sufrimiento no más existirá

Eterno y feliz día Jesús otorgará 

Si sufres o si gozas, acepta al Salvador,

y has de gozar por siempre de su infinito amor

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo 

En busca del cónyuge perfecto

Pedro Héctor Rodríguez

 

Aunque cónyuge buscaba, 
nunca se llegó a casar
Un día le preguntaron 
por qué no llegó al altar 


-“Porque una reina buscaba 
(dechado de perfección), 
con un cuerpo de guitarra 
y una cara de canción


“Con una sonrisa de ángel 
y un corazón de oro puro
Fuerte y sensible a la vez
De andar gracioso y seguro”


Las palabras de aquel hombre, 
como hábiles pinceladas, 
pintaron un bello cuadro 
de aquella mujer soñada


Luego siguió la pregunta 
que lógica resultaba
-“¿Nunca entonces encontró 
a tan exquisita dama?” 


Su respuesta dejó atónitos 
a todos los que escuchaban
-“Un día en mi ruta hallé 
a la mujer tan soñada”


-”¿Por qué dejó, caballero, 
pasar la oportunidad? 
¿Por qué con la dama idónea 
no se pudo usted casar?” 


-“Porque ella buscaba al hombre
perfecto para su vida
 Muy lejos estaba yo 
de su perfecta medida


“Mas con el correr del tiempo, 
pasada mi infatuación, 
noté en ella algunas faltas
No había en ella perfección”


En la búsqueda del cónyuge, 
fíjate un alto ideal;
mas no exijas perfección, 
pues no la vas a encontrar


Mas bien piensa en lo que tú 
ofreces en el altar
Trata tú de ser perfecto 
para quien juras amar

 
¿Quieres un perfecto cónyuge?
Esfuérzate en ser mejor
Así lo encuentras perfecto, 
pues lo envuelves en amor

 

Este poema forma parte de mi libro “Amor de esposos”

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

 

Era noche cuando nació Jesús

Pedro Héctor Rodríguez

 

 Era noche cuando nació Jesús

Densas tinieblas cubrían el mundo

En su mazmorra de dolor profundo,

la humanidad cautiva ansiaba luz

 

Era noche cuando nació Jesús,

noche de pecado, odio y dolor;

pero consuelo, santidad y amor

trajo Cristo con su divina luz

 

Era noche en el cómodo mesón

donde no cupieron José y María,

pero en un humilde establo nacía

el que traía luz y salvación

 

Era noche en los campos de Belén,

pero la luz de Dios los alumbró,

y un ángel a pastores anunció

el nacimiento del supremo bien

 

Era noche en la escogida nación

Los sacerdotes de Israel dormían;

mas sabios de Oriente el viaje emprendían,

para postrados, darle adoración

 

Humilde establo sea tu corazón

para que nazca Cristo el Salvador

Te da consuelo, santidad y amor

Te da su luz, te da su salvación

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo