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Acepta a Cristo

Pedro Héctor Rodríguez

 

Si estás triste, cansado y afligido,

y te sientes con ánimo caído,

no te entregues en manos del dolor

Acepta a Cristo como Salvador


El hombre sin Cristo no encuentra solaz,

ni puede saborear la perfecta paz

Sólo en Cristo se encuentra el perdón

Sólo Cristo transforma el corazón


Si del pecado sufres la mordida

y anhelas nacer a una nueva vida,

venciendo a la angustia y al temor,

acepta a Cristo como Salvador


El hombre sin Cristo es siervo del mal

No puede vencer al deseo carnal

Sólo en Cristo se encuentra el poder

Sólo con Cristo es posible vencer


Si vagas cual errante peregrino,

y quieres encontrar el buen camino

que te guíe hasta el reino de amor,

acepta a Cristo como Salvador


El hombre sin Cristo no halla salida

en la oscura senda de esta vida

Sólo Cristo brilla cual lucero

Sólo Cristo ilumina el sendero


Déjate guiar por sus manos divinas,

que él llevó una corona de espinas,

para brindarte una mansión de rosas

y coronarte de estrellas gloriosas


Si ansías llegar a la Santa Ciudad,

Cristo es el camino, Cristo es la verdad

Cristo es la vida y es el buen pastor

Acéptalo hoy como tu Salvador


Si la gran corona quieres recibir,

Jesús está a tu puerta y puedes abrir

Contesta pronto al llamado de amor,

pidiéndole a Cristo: “Sálvame, Señor”

 

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Hechos 4:12

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

 

Tocad la trompeta

Pedro Héctor Rodríguez

 

Tocad la trompeta, que Cristo regresa

Dad la buena nueva con santo fervor

Viene pronto a cumplir su promesa

¡Tocad la trompeta que viene el Señor!


Tocad la trompeta que tiembla la tierra

El sol y la luna niegan su fulgor

Los hombres feroces se hacen la guerra

Todo está diciendo que viene el Señor


Decidlo vosotros con vuestro vivir,

con santas palabras con actos de amor

A los pecadores hay que prevenir

Decidles a todos que viene el Señor


Tocad la trompeta, no hay por qué callar

Ya las piedras claman, no tengáis temor

Despertad del sueño, vamos a velar,

y a decir con gozo que viene el Señor


Esperad confiados las dulces promesas,

entonando un canto de ruego y loor

Erguíos y levantad vuestras cabezas

¡Tocad la trompeta que viene el Señor!

 

Este poema forma parte de mis libros "No desmayes, peregrino" y "Ven a buscarnos, Señor" y , los cuales pueden ser adquiridos en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

 

 

 

 

Mi hogar

Pedro Héctor Rodríguez


Mi hogar es un palacio de amores adornado

Allí mi esposa reina junto a su rey amado

Mis hijas son princesas, que muestran su realeza

con las gemas brillantes de su amor abundante

Un príncipe es mi hijo, que coronado está

de fuerza y mansedumbre, de valor y bondad

No abunda allí la plata, y no se encuentra el oro,

pero el cariño mutuo es nuestro gran tesoro

Porque es nuestra costumbre amar y ser amados,

mi hogar es un palacio de amores adornado

Mi hogar, dulce lugar que siempre tanto anhelo

Mi hogar, bendito hogar, pedazo azul de cielo

 

Mi hogar es un refugio, donde encontrar abrigo

de la feroz tormenta y del cruel enemigo

Y aunque puede cambiar de casa y de lugar,

tiene en todo momento el mismo fundamento,

la gran piedra angular que nadie ha de quitar,

Jesús, su fundador, su guía y protector

Porque siempre lo ampara Jesús, el buen amigo,

mi hogar es un refugio, donde encontrar abrigo

Mi hogar, dulce lugar que siempre tanto anhelo

Mi hogar, bendito hogar, pedazo azul de cielo

 

Mi hogar lo tiene todo, aunque no tenga nada,

pues bajo el Rey del cielo mi casa es cobijada

Aunque no sea lujoso, es sumamente hermoso;

y aunque haya pobreza, abunda la riqueza

Podrá clavar su garra la cruel adversidad;

pero a pesar de todo, habrá felicidad, 

pues bajo el Rey del cielo, mi casa es cobijada

Mi hogar lo tiene todo, aunque no tenga nada

Mi hogar, dulce lugar que siempre tanto anhelo

Mi hogar, bendito hogar, pedazo azul de cielo

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com. También forma parte de mi libro "Amor de esposos"

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

 

 

Como un rayito de sol

Pedro Héctor Rodríguez

 

Una suave claridad me despertó esta mañana

Era un rayito de sol que llegó hasta mi ventana

 

Abandonando mi lecho, miré hacia la lejanía,

y contemplé al Astro Rey, de donde el rayo venía

 

Comprendí que, sin el Sol, la vida no existiría,

pues sin su luz y calor, todo el mundo moriría

 

Mas fue el rayito de sol que llegó hasta mi ventana,

quien trajo luz y calor desde la fuente lejana

 

Quiero ser como ese rayo, que atraviesa la distancia,

y saltando los abismos, sitios lejanos alcanza

 

Quiero ser útil al mundo, dando la luz y el calor

que irradia el Sol de Justicia, que es Jesús mi Salvador

 

Quiero llevar esa vida que brota del Salvador,

hasta la triste ventana del corazón pecador

 

Quiero mostrar a los hombres, de Jesús, el gran amor

Quiero brillar para Cristo, como un rayito de sol

 

 

Este poema fue compuesto para ser declamado por mi hija Lily,

en su investidura como “ Rayito de Sol”, en la Iglesia Adventista

del Séptimo Día de Colón, Cuba.  Ocurrió en 1975, cuando ella 

 tenía ocho años de edad.

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

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