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Hay mucho por hacer

Pedro Héctor Rodríguez

 

Se escurren los segundos, como agua entre los dedos,

y los minutos vuelan, como aves en los cielos

 

Cada hora, cual nube, se va, se desvanece,

y apenas llega un día, y ya desaparece

 

Se va cada semana para no más volver

Este mes y este año no volverán a ser 

 

El tiempo es muy valioso; no se debe perder

Resulta corto el tiempo; hay mucho por hacer

 

Hay mucho por hacer, testigo de Jesús,

para traer a muchos a su preciosa luz

 

Hay mucho por hacer, en mantenerte en Cristo

Estudiando y orando, debes siempre estar listo

 

Porque pronto el Señor, en gloria ha de volver,

el tiempo que nos queda, no se debe perder

 

Porque no sabes cuánto tu vida has de tener,

el tiempo que ahora tienes, no lo debes perder

 

No malgastes el tiempo en pensamientos vanos

de orgullo, de egoísmo, o juzgando a tu hermano

 

Porque poco le queda al mundo agonizante,

unidos a Jesús, vivamos cada instante

 

Bendición para otros, Jesús nos llama a ser

Usemos bien el tiempo; hay mucho por hacer

 

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

 

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Dios te ama

Pedro Héctor Rodríguez

 

Cuando el sol resplandeciente llena el cielo de fulgor,

cuando magistral entona su tonada el ruiseñor,

tú sabes que Dios te ama, y puedes sentir su amor


Si la noche encantadora te hace disfrutar de paz,

si tus amados te llenan de cariño y de solaz,

tú sabes que Dios te ama, y su amor disfrutarás


Cuando la mar apacible besa la playa en quietud,

cuando te llena el vigor que brota de la salud,

tú sabes que Dios te ama con tierna solicitud


Pero a veces grises nubes no te dejan ver el cielo,

y el ruiseñor triste calla, y la noche trae desvelos,

y hay, en lugar de cariño, insatisfechos anhelos


Y la mar embravecida pelea contra la playa,

y el vigor de la salud se debilita y desmaya...

Entonces podría ser que amor y paz ya no hallas


Pero es entonces que puedes con fe descorrer el velo,

y sobre las nubes grises ver el sol y ver el cielo,

y escuchar al ruiseñor, y en su canto hallar consuelo


Por fe seguro estarás que el Dios eterno te ama;

y con desvelos, la noche no visitará tu cama,

y el cariño de los tuyos te calentará cual llama


Y más allá de las olas que se estrellan en la playa,

convirtiendo tu existencia en un campo de batalla,

verás la mar majestuosa que muy serena se halla


Y es que tu fe vencedora ve más allá del presente,

y aunque te falte vigor, tu Dios de amor es potente,

y salud, en su regreso, dará Cristo eternamente


No lo dudes, Dios te ama.  Por fe debes aceptar

que Cristo murió en la cruz para tu deuda pagar,

y ha de venir a buscarte para llevarte al hogar


Recuerda que Dios te ama, aunque el cielo esté nublado

Recuerda que Dios te ama, aunque todo haya fallado

Recuerda que Dios te ama, aunque te hayan traicionado


Recuerda que Dios te ama, que amor sobre ti derrama,

y a darle tu corazón, con gran ternura te llama

Dios te ama, Dios te ama, Dios te ama,  Dios te ama

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

Descubre quién soy

Pedro Héctor Rodríguez

 

Lo que soy y lo que hago a describirte yo voy

Escúchame atentamente, y así, descubre quién soy

 

Soy el aliento de Dios, su soplo de omnipotencia

Por medio de mi, Dios trajo los mundos a la existencia

 

Describo el glorioso Edén, lleno de gozo y belleza,

y relato la caída, con su desgracia y tristeza

 

Revelo, del ser humano, las más profundas bajezas,

pero traigo, de victoria, las más hermosas promesas

 

Quien me escudriña se hace sabio para salvación,

porque la fe en Jesucristo produzco en su corazón

 

Soy semilla incorruptible para un nuevo nacimiento

El surco del corazón siembro de arrepentimiento

 

Soy verdad que santifica, soy el pan espiritual

Soy escritura que instruye para la vida eternal

 

Soy martillo que golpea los muros de la conciencia

Soy espada que penetra y corta con insistencia

 

Mis punzantes reprensiones muchas veces te torturan;

mas cuando, manso, te humillas, soy bálsamo que te cura

 

Doy testimonio genuino del Mesías redentor

Soy la carta que revela de Dios el eterno amor

 

Cristo, ante las tentaciones que el diablo le presentó,

con mi claro “escrito está“, al tentador derrotó

 

Usándome, Jesús hizo al paralítico andar,

al ciego pudo dar vista, y al muerto resucitar

 

Te hago saber que es angosta la senda de salvación,

que hay espinas y  fatigas, y acecha la tentación

 

Pero te inundo de paz como un río desbordado,

con mis palabras de vida que dan aliento al cansado

 

Te alerto de que se acerca la tribulación mayor:

Un feroz tiempo de angustia lleno de espanto y horror

 

Pero te doy la esperanza, dulce y bienaventurada,

de que a esa noche obscura, sigue la clara alborada 

 

La mañana venturosa cuando Cristo volverá,

y a sus hijos redimidos a su casa llevará

 

¡Ya descubriste que soy la Palabra del Señor!

Si me escuchas y obedeces, serás fuerte y vencedor

 

Soy la Palabra de Dios, escrita en la Biblia hoy

Soy la luz y soy el mapa. La ruta al cielo te doy

 

Y ya en la patria eternal, de los labios del Señor,

brotaré para expresarte por siempre su eterno amor

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com 

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo,

 

La respuesta infallible

Pedro Héctor Rodríguez

 

Cuando entender no puedes las cosas que te pasan,

cuando sientes que todos tus proyectos fracasan,

cuando no hallas respuesta para ningún porqué,

es fácil que tropieces y vacile tu fe


Si no hace sentido el mundo en derredor,

si la injusticia triunfa y si reina el dolor,

si la tormenta azota sin tregua y sin bonanza,

es posible que dudes y pierdas la confianza


Entonces, orgullosa, entra la confusión

Y tras la timidez, se esconde la razón

Y las densas tinieblas de oscuros sentimientos

ocultan las respuestas que dan los argumentos


Y sientes que tu vida es vana y miserable

Y hasta podrías pensar que Dios es el culpable

Y abrumado de duda, fracaso y sufrimiento,

te hundes en pantano de horrible desaliento


La respuesta infalible para tu desaliento

no la da la razón ni está en los argumentos...

Es contemplando a Cristo clavado en una cruz,

que se van las tinieblas y puedes ver la luz


Porque Cristo el perfecto, el ser inmaculado,

murió sobre una cruz, pagando tu pecado

¿Por qué? Porque en su amor, amor inmensurable,

se atribuyó la culpa por librar al culpable


Porque Cristo el divino, el Creador de todo,

despojándose humilde, descendiendo a tu lodo,

sufrió como ninguno, por el diablo acosado,

y todo para darte vida eterna a su lado


Y si Dios padeció para darte la vida

con un dolor más grande que el que dan tus heridas

¿No ves que tal amor resulta incomprensible?

Por eso es, para todo, la respuesta infalible


Amigo, cuando sientas que quiere el sufrimiento

dejarte sin respuesta y hundirte en desaliento,

respóndele: “He visto su amor incomprensible

Su amor es la respuesta, la respuesta infalible"

 

 Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo