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Orar

Pedro Héctor Rodríguez

 

Orar es conversar con Dios como un amigo

Aunque él lo sabe todo, yo todo se lo digo

También oigo su voz hablándome al oído,

diciendo en un susurro: “Hijito tan querido”

 

Orar es derramar el alma en la gran fuente

de consuelo y poder que es el Omnipotente

Es confiar en su padre como confía un niño

Es sentir el abrazo que Dios da con cariño

 

Orar es aceptar con total convicción

que sólo quien confiesa a Dios su transgresión;

por la sangre de Cristo, recibirá perdón

Orar es entregar a Dios el corazón

 

Orar es recargar la exhausta batería

con el poder divino que el corazón ansía

Es restaurar las fuerzas para vivir un día

Es buscar dirección para andar en la vía

 

Orar es respirar la atmósfera del cielo

En la oración encuentro inefable consuelo

En la oración descanso de todos mis desvelos

Y mientras oro, Dios me da santos anhelos

 

Por eso es que, sediento de amor y compasión,

a Cristo, el agua viva, me acerco en oración,

gozando de antemano la dulce comunión

que tendré con Jesús en la eterna mansión

 

Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

 

   

Precursores

Pedro Héctor Rodríguez

 

Era una voz solemne clamando en el desierto

Era trompeta viva dando un sonido cierto

 

Era el canto del ave que anuncia la mañana

Era la voz de Dios en una lengua humana

 

Era un heraldo real allanando el sendero

por donde pasaría el gran Rey venidero

 

No estaba en el palacio con ropa delicada

Las peñas y los riscos formaban su morada

y era tosco el vestido que su cuerpo abrigaba

 

Era Juan el Bautista, de Cristo el precursor

porque ya se acercaba el reino del Señor

 

Decía: Arrepentíos; el reino se ha acercado

-el reino de los cielos-; viene el Rey esperado

 

Y aunque humilde y sin cetro, Jesús a él llegó;

al Rey del Universo, Juan identificó

 

Y obediente a su Rey, allí lo bautizó,

y en forma de paloma, al Espíritu vio

 

Hoy nos toca a nosotros, como a Juan, anunciar

que está el reino de Dios a punto de llegar

 

También con voz solemne, hoy debemos clamar,

como trompetas vivas, sonido cierto dar

 

Hoy nos toca cual ave, anunciar la mañana

Somos la voz de Dios en las lenguas humanas

 

Somos heraldos reales allanando el sendero,

para que llegue Cristo, nuestro Rey venidero

 

No debemos buscar cuidado mundanal

Debe ser nuestra vida muy sencilla y frugal

 

Juan el Bautista fue heraldo precursor

del reino de la gracia que traía el Señor

 

De su reino de gloria, hoy somos precursores

De la eterna mañana ya se ven los albores

 

Vino humilde y sin cetro para su vida dar

Viene ahora en su gloria, viene ahora a reinar

 

Con amor procuremos rescatar pecadores

Del gran Rey de la gloria somos los precursores

 

Este poema forma parte de mis libros "No desmayes, peregrino" y "Ven a buscarnos, Señor" y , los cuales pueden ser adquiridos en amazon.com  

Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo

¿Soñaste que Cristo regresaba?

Pedro Héctor Rodríguez

 

¿Soñaste alguna vez que Cristo regresaba,

rodeado de sus ángeles como una nube blanca?

¿Escuchaste su voz que a los muertos llamaba?

¿Viste el gozo inefable en su dulce mirada,

mientras llevaba al cielo a su iglesia salvada?

¿Soñaste que Jesús allí te coronaba?

¿Caminaste con él por la ciudad amada?

¿Con gratitud besaste su mano traspasada?

 

¿O querías esconderte de sus ojos brillantes

y el rostro del Señor con horror evitaste?

¿Recordaste, muy triste, las oportunidades

que te extendió su gracia, mas tú desperdiciaste?

¿Se desangró tu pecho con angustia infinita

por rechazar su sangre que por ti fue vertida?

 

¿Te impresionó tu sueño?... Es sólo un sueño ahora,

mas de la realidad ya se acerca la hora;

y es ahora que debes abrirle el corazón,

dejar que su presencia te traiga salvación

Acéptalo, te ruego; pronto vendrá el Señor

 

Este poema forma parte de mi libro "Ven a buscarnos, Señor", el cual puede ser adquirido en amazon.com 

 Puedes compartir este poema libremente en cualquier lugar. Sólo debes compartirlo tal como está escrito, incluyendo mi nombre "Pedro Héctor Rodríguez" como autor; porque asumo responsabilidad por lo que escribo.

 

 

No desmayes, peregrino

Pedro Héctor Rodríguez

 

Peregrino que caminas por estrecha serventía, 

queriendo ganar la cima de un claro y eterno día

 

Es abrupto tu camino; parece lejos la cima;

y hay espinas, peregrino, que te hieren y lastiman

 

“Tal vez no podré llegar”, piensa el pobre peregrino, 

y se siente desmayar en medio de su camino

 

Detiénese ya en su marcha el cansado peregrino, 

y echando en tierra su carga, se tiende junto al camino 

 

¿Qué te pasa, peregrino? ¿Te cansaste de marchar? 

¿Vas a dejar el camino, para nunca más luchar?...

 

No hagas eso, peregrino; alza tus ojos y mira 

que junto a ti en el camino, hay alguien que te reanima

 

Es Jesús, el peregrino, quien ascendió solitario 

por el más triste camino, por la cuesta del Calvario

 

El transitó ya el camino y conoce tu fatiga, 

y tú puedes, peregrino, agarrar su mano amiga

 

Apóyate, peregrino, en Jesús, tu Redentor, 

y andarás por el camino, lleno de fe y de valor

 

Avanza hacia las alturas, que muy pronto, peregrino, 

ya no habrá más desventuras, porque acabará el camino

 

No desmayes, peregrino, que la cima cerca está 

Ya se ve el fin del camino; la mañana llega ya

 

 

 

 

“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado,

es poderoso para socorrer a los que son tentados”

Hebreos 2:18

 

  Este poema forma parte de mi libro "No desmayes, Peregrino", el cual puede ser adquirido en amazon.com 

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